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lunes, 8 de octubre de 2007

GAYS HOMOFÓBICOS

El homosexual que se conoce a sí mismo, se siente orgulloso de serlo. El que no se conoce, se avergüenza.

No es nada infrecuente escuchar entre gays: “El ambiente gay es horrible”, “Los gays son muy complicados”, “prefiero tener amigos heteros”, “los gays no son sinceros”, “es un ambiente muy superficial”, “Todos son unos inventados”, “Viven del chisme”, entre otros comentarios con tintes negativos a este estilo de vida.

La homofobia es el miedo o rechazo a la homosexualidad, y hay quienes, aún siendo homosexuales, siguen teniendo ciertas reservas a comportarse como un completo gay. Como todo, esto tiene una explicación, y es que la realidad es que ser gay, sigue siendo para muchos un reto difícil que en ocasiones nunca termina de consolidarse.

Quien se considere un gay en toda la extensión de la palabra, entonces está en ventaja de muchos otros. Esta lectura sirve para entender a aquellos homosexuales que dicen no serlo, o que adoptan actitudes y pensamientos “extraños” con relación al ambiente gay.

Es importante dejar claro que ser homosexual y ser gay no es lo mismo. La palabra homosexual solo nos describe la orientación sexual de la persona, o sea, quiere decir que es un hombre que se siente atraído física y sentimentalmente por otro hombre. En cambio, ser gay, es todo un estilo de vida, en donde las personas adoptan amistades, actitudes, pensamientos, relaciones sentimentales y comportamientos que encajan en un determinado círculo de convivencia: El ambiente gay.

Hay quienes entran poco a poco, tomando sus precauciones. A veces se quedan en “el poco” o se desenvuelven por completo. Esto sin duda, es la respuesta de toda una historia de experiencias que, gracias a la educación y la percepción de la vida, el homosexual se permite o se restringe a vivir como un gay.

Las personas que no han logrado ver la homosexualidad y la vida gay como lo que son (Estilos diversos de vida y orientación sexual), sin duda alguna, son personas que no han solidificado los aspectos que esto conlleva a su propia persona. En cierto grado se sienten amenazados por el tema, y las respuestas mas comunes y sencillas van empapadas de sus mecanismos psicológicos de defensa, rechazando, criticando, alejándose y previniéndose de “tanta jotería”.

Los homofóbicos, homosexuales o no, son personas en proceso de consolidación en su género y sus identidades sexuales. Esto quiere decir, que son personas confundidas, que temen a algo que no conocen bien, y perciben amenazantemente las características de los gays, ya que no tienen la seguridad de sentirse atraídos. Para arraigar estos pensamientos, se necesita tiempo, y es imprescindible entenderlo.

Finalmente todas las personas somos educados para ser heterosexuales, y crecemos como heterosexuales y sus variantes. Con la excepción de que el erotismo y el sentimentalismo se inclina hacia lo masculino en vez de lo femenino (o viceversa en mujeres gays). Este momento es decisivo en el inicio de los problemas psicológicos que en un fututo harán a la persona homofóbica.

Es cuestión de educación.

Así que, señores homosexuales homofóbicos, valdría la pena estudiar e informarse a cerca de su propia vida, estoy convencido que con la educación sexual, todos los gays (closeteros, maricones, afeminados, transexuales, varoniles, chicos, grandes, etc) vivirán un mejor estilo de vida, sin complejos ni restricciones.

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viernes, 13 de abril de 2007

GAYS Vs. PENETRACIÓN

El ser gay no tiene que ver con el gusto o disgusto por ser penetrado. Nos han llegado varias preguntas de lectores que no entienden el porqué, a pesar de su gusto por lo hombres, no se sienten erotizados con ser penetrados.
La penetración anal como tal, es solamente una conducta de las muchas que existen en los encuentros eróticos. Pero al parecer todavía existe un número elevado de individuos que le dan más importancia de la que tiene. Tenemos que recordar que el erotismo es una dimensión que se va formando y aprendiendo con el paso de los años, y no todas las personas nos erotizamos con las mismas situaciones o comportamientos. Habrá quien logre una excitación siendo activo y quien lo logre siendo pasivo. Inclusive hay personas que no se erotizan con ninguno de los dos comportamientos, y prefieren otras conductas que no tengan nada que ver con la penetración.
Además es importante saber, que la penetración anal no es exclusiva de los gays, también existen heterosexuales, hombres y mujeres, que experimentan los placeres de la penetración anal y eso no pone en duda su orientación sexual.
Por ejemplo, un hombre heterosexual perfectamente puede erotizarse al ser penetrado, pero en su mente siempre va a estar la esencia femenina, y nunca se excitará pensando en un hombre o en un pene dentro de su ano.
La erotización por ser penetrado no es algo que se adquiera de un día para otro. Es todo un proceso mental que inicia desde las edades infantiles. Tiene que ver desde la percepción del concepto “Ano” y todas las relaciones que se hagan con él. Es un factor meramente psicológico, que se va consolidando con el paso del tiempo. No todas las personas conciben al ano de la misma manera. Habrá quienes lo perciban como una zona extremadamente erótica y quienes piensen que es un área sucia y poco sensual.
Entonces, para las personas gays que piensen que la penetración es algo que forzosamente tiene que pasar, les aconsejo se tranquilicen y empiecen a darle rienda suelta a la creatividad sexual. Hay un sin fin de expresiones y conductas que pueden hacer de los encuentros eróticos las experiencias más divertidas y confortantes. Valdría la pena recordar y tomar en cuenta cuales son tus preferencias y zonas eróticas, y explotarlas. Y si la penetración no es algo que te satisfaga, lo más óptimo sería descubrir de qué manera disfrutar tu sexualidad de manera positiva y responsable.
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miércoles, 11 de abril de 2007

LA DIFERENCIA ERÓTICA ENTRE LAS MUJERES Y LOS HOMBRES

Tener una satisfacción sexual es algo que difícilmente se obtenga sin ningún esfuerzo o aprendizaje, así, desde la infancia aprendemos individualmente cuáles son las sensaciones que nos parecen placenteras o no placenteras. Así, en el transcurso de la vida, por medio de juegos sexuales infantiles o en el descubrimiento de la masturbación es como vamos conociendo las sensaciones de nuestro cuerpo. Ahora bien, ¿Qué se hace para compartir estas sensaciones con una pareja sexual que no es de mi mismo sexo? ¿Cómo se si la persona que elegí como pareja tiene las mismas sensaciones que yo? ¿Le esta gustando lo que le hago o me gusta lo que me hace?.

Los hombres y las mujeres son distintos en muchos aspectos, y las sensaciones corporales no es la excepción. Una mujer, durante su vida es tratada y educada con un tinte más sentimental, reciben más caricias, un trato menos rudo y se les enseña una forma de amar muy continua y exclusiva.

La educación del hombre es diferente. Recibe una educación con fines más productivos, menos dóciles, las caricias son mas limitadas y experimentan el aprendizaje en un ambiente y una cultura en donde curiosamente una parte de su cuerpo gana un lugar muy importante: su pene.

Es de crucial importancia entender esto. Los hombres y las mujeres sexualmente no somos iguales. Una mujer puede pasar mucho tiempo en el juego de las caricias, mucho tiempo más del que la paciencia de un hombre por tener sexo pueda soportar. Nada tiene que ver con la realidad que estas actitudes sean con el fin de satisfacer a la pareja. Hablamos de sensaciones propias. Y puedo decir que es lógico que los comportamientos sean así. Tampoco debemos pensar que nuestra pareja es como es para molestarnos o para no satisfacernos. Por eso repito, es muy importante entender que entre sexos tenemos mucho que aprender del opuesto y nunca esperar que las sensaciones del otro sean iguales las propias.

No es raro encontrar testimonios de personas que hablan de su experiencia sexual, y oír a las mujeres decir que el hombre lo único que quiere es penetrar, que las caricias son muy toscas y de poca duración, que llegan a lastimar el clítoris (cuando lo encuentran) y los pezones, que ellas quisieran mas juego de masajes, besos, caricias, cuando el hombre ya esta montado en ella. A diferencia de los hombres, que es más común escuchar a cerca del físico de la pareja, de su duración en el coito, del tamaño de su pene y menos frecuente a cerca de las caricias y los besos.

Esta serie de diferencias entre ambos sexos son causa de múltiples problemas en la relación de parejas sexuales, donde la vida sexual no es completamente satisfactoria. Pero podemos decir a ciencia cierta que con un poco de conocimiento e imaginación, estos “obstáculos” pueden desaparecer y gozar de una plena y saludable vida sexual.

Iniciamos esta serie de consejos relacionados con una mejor calidad de vida sexual propia y en pareja, con un grupo de elementos cruciales que deben tomarse en cuenta para disfrutar del placer del sexo.

LO QUE ESTÁ PRESENTE: EL MATERIAL.

EL HOMBRE

Muy frecuentemente los hombres desean que la sexualidad femenina sea igual a la de ellos. Pero no es así.

El hombre es enérgico y automático. Responde fácilmente a ciertas cosas de la vida. Y por ende, la mujer y su cuerpo son estímulos sexuales automáticos para él, y esto puede hacer que ella se sienta como un objeto. Pero el objetivo del hombre no es ese.

Los vestidos, los pechos, el olor femenino, las piernas, etc. Simplemente son las cosas que el hombre necesita para excitarse y poner su sexualidad en marcha. Por eso es tan fácil para ellos excitarse. Generalmente es difícil que una mujer lo comprenda.

La mayor parte de la sensibilidad masculina, aunque no toda, esta aproximadamente en los tres últimos centímetros del pene. Si la mujer es inteligente, puede enseñar a gozar ese tipo de sensibilidad femenina que veremos mas adelante, la cual no excluye ni un milímetro de la piel del cuerpo.

La sexualidad del hombre depende de un factor concluyente. Para que esta funcione se tiene que excitar hasta la erección, y además, mantenerla. Esto tiene una importancia muy considerable en el hombre tanto a nivel biológico como personal y social.

Por lo anterior, se puede explicar porqué la sexualidad masculina se centra con tanta insistencia en el pene, y de ahí, la tendencia a inicial el juego sexual de manera más rápida y seguramente antes de que la mujer esté preparada para ello.

Los hombres en determinadas ocasiones desean ser tratados como ellos tratan a las mujeres en la práctica sexual. Por lo que ellos esperan también a la hora de hacer el amor una intuición de parte de la mujer de las reacciones de tales objetos y una franca iniciativa.

Para el hombre es excitante empezar con los juegos acariciando su pene, besando genitales antes de que el lo pida, viendo a la mujer como iniciadora del acto sexual y que haga uso de su equipo estimulatorio.

Las exigencias femeninas, dan al hombre en ocasiones, sensación de incapacidad. Pero si la mujer demuestra sus habilidades será una estimulación muy efectiva. Por ejemplo, hacerle ver que ella se excita con su pene, y a la vez él se excita también.

Los hombre controlan muy bien su excitación, ya que esta, como dijimos antes se basa en objetos concretos. Es por esto, muy positivo que una mujer tenga reacciones de tipo masculino, como responder al ver una piel velluda, o imaginar el pene del hombre cuando aun no se a quitado la ropa interior, o por el mismo juego físico.

Los estímulos sexuales del hombre son concretos, mientras que muchos de los que encienden a las mujeres son circunstanciales y ambientales, como veremos enseguida.

LA MUJER.

Exactamente de la misma manera que los hombres, las mujeres tienen reacciones físicas directas, pero estas son distintas y no pueden ser de corta duración. Los pechos y la piel primero, nunca un agarrón directo al clítoris.

A las mujeres les importa mucho más que a la mayoría de los hombres quién hace qué.

El hecho de que la mujer no eyacule y no pierda una erección, es algo que confunde al hombre. Esto hace que ellos precipiten las cosas y no tomen en cuenta ciertos recursos importantes desde el punto de vista femenino.

Las mujeres registran estímulos que surgen como efecto en un hombre. Estos no son estímulos parecidos a los de los hombres, que son más cortos e incontinuos (se excitan con el hecho de ver un par de buenas tetas). Probablemente porque ellas están menos intensamente programadas para reaccionar a determinados estímulos. Por eso las mujeres son más moldeables, adaptables y dispuestas cualquier experimentación.

Las mujeres temen a no hacer lo apropiado, esto puede hacerla parecer menos activa de lo que debiera. Es por eso que es importante decirle directamente a la mujer qué hacer si es que se le ve desorientada. Por esto una mujer no se molesta.

Para las mujeres el pene no es tan importante como para el hombre. Ellas ven al pene como una parte más del cuerpo de la pareja, y no como un “amiguito”, mucho menos ponerle un nombre. Para ellas, su tamaño tiene por mucho menos importancia que su personalidad.

A las mujeres les excita los movimientos corporales imprevistos y los cambios en el estado de ánimo de su pareja. ¡claro! Sus nalgas, su torso, sus piernas y demás también, pero nunca será lo primordial.

Es importante saber que aunque la sexualidad femenina por llamarla de una manera “refinada”, no quiere decir que se le reste importancia a la mezcla de dureza y ternura. Evidentemente la fuerza es excitante, pero la rusticidad (golpear con los codos, doblar las muñecas o los dedos, etc) puede producir un efecto totalmente contrario.

Por atractiva que parezca en veces la brutalidad en las prácticas sexuales, a la mujer lo que de esto realmente le excita es una mezcla bien dosificada de fuerza, habilidad y control de la situación. Nunca un hematoma. Y si además los hombres saben ser tiernos en el uso de estos fuertes estímulos, pan comido.

La disposición del ánimo de las mujeres, por naturaleza, es cambiante. ¡Punto muy importante! ¡Ellas necesitan que los hombres sean capaces de notarlo! La importancia de esta parte, es que para el hombre le resulta muy difícil entenderlo, pero con seguridad, esto es posible, porque algunos amantes lo hacen.

Para las mujeres no hay ninguna regla para la reciprocidad, sobre quien se ponga encima o no. Un buen consejo es advertir los cambios de ánimo, al tocar a la mujer y sentir sus reacciones. Puede en algún momento gozar siendo más pasiva, y en otras ocasiones tener el control absoluto.

Las mujeres por lo general no saben como hacer caricias manuales o bucales, porque los estímulos en los hombres varían mucho en intensidad entre uno y otro. Y ellas no tienen forma de saberlo si no es preguntando y que el hombre se lo diga, para no ser tratado en una forma distinta a la que él no quiera.

Es común que la mujer tenga como respuesta resentimiento contra cualquier hombre que no la excite. Esto es por dos razones. La primera es que las mujeres no responden con la agresividad que se debiera en el caso de que el hombre sea preferentemente pasivo y con poca imaginación, o inhibidos. No piden ni demuestran sus deseos y se frustran por no llevarlos a cabo. La segunda no es solo porque no la ha excitado, si no porque esto significa que ella tampoco lo excito a él.

No existen mujeres iguales. Su aparato sexual tiene una gran complejidad (pechos, piel, etc., además de la vulva y sus alrededores). Siempre se aprende algo nuevo con cada una, y jamás podrá ser tratada ninguna al igual que otra.

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martes, 27 de febrero de 2007

PAREJAS SERODISCORDANTES

Todavía en la actualidad, escuchar la palabra “SIDA” o “seropositivo” provoca en muchas personas, reacciones que las hacen tomar actitudes de rechazo o miedo.
Después de tantos estudios e información del tema, es hora de que la población acepte que vivir con el virus del SIDA no es sinónimo de contagio seguro ni de muerte. Todos podemos relacionarnos con los portadores del virus sin ningún problema, inclusive en el plano sexual, con los cuidados pertinentes.
Existe una realidad, y es que a pesar de todas las campañas de control contra este virus, vemos que los casos de personas infectadas va en aumento, a tal grado que hoy en día y en nuestro país, no es nada infrecuente el conocer por lo menos uno o dos casos de personas portadoras.
Por tal motivo desde 1986 nació el término serodiscordante, para referirse a la relación de pareja donde un miembro es seropositivo y el otro seronegativo al VIH/Sida. Aunque también la palabra se usa para enfermedades como la diabetes o el cáncer.
Las personas portadoras del virus pueden mantener relaciones sexuales con su pareja, exactamente con los mismos cuidados que las personas que no son portadoras. El uso del condón es aún el método preventivo más común. Además que se ha educado al portador a satisfacer su erotismo por medio del sexo seguro, o sea, con la masturbación mutua, sexo por teléfono o Internet, el uso de juguetes sexuales (de uso personal) y otras prácticas placenteras que no estén en contacto con heridas y mucosas.
Definitivamente la noticia de que uno de los miembros de la pareja tiene el virus, en mayor o menor grado, causa un impacto mental que necesita de tiempo para integrarlo a la vida. Es humano y normal no entender y rechazar en un principio. Pero basta con un poco de educación sexual y comunicación para darse cuenta de que la relación puede seguir prácticamente igual que antes de enterarse de la noticia.
Por lógica, se entra en una etapa de duelo que se dice que atraviesa tres fases: la negación, la ira y la aceptación. En la primera la persona no pierde la esperanza de que la prueba haya sido errónea, intenta evadir la noticia y se genera ansiedad generalizada; en la segunda nace cierto coraje por no poder regresar el tiempo y culpa de haberse puesto en riesgo. Y en la tercera ya se integra a la mente la enfermedad.
Estas tres etapas son clave en la relación de pareja, por supuesto que afecta desde lo sentimental hasta lo sexual. Pero cuando por fin se logra la aceptación de ambos, es muy seguro que opten por no cuidarse y existe constantemente el factor de riesgo debido al amor que se confían. Esto podría ser un error, ya que se expone a la persona no infectada provocando que la discordancia no dure demasiado.
Ahora conocemos muchos métodos para llevar a acabo una sexualidad placentera y con menos riesgos, por lo que las parejas serodiscordantes no están limitadas en sus relaciones sexuales, todo es cuestión de educación sexual y compromiso con la pareja.
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CUENTO DE OSOS

En la actualidad todos sabemos de esta peculiar comunidad de personas gays que deambulan por el mundo y que hasta ya se identifican con una bandera que los representa.
Podríamos llamarlos una subcultura dentro de la comunidad gay. Los osos son hombres homosexuales con cuerpos grandes y usualmente con vello corporal y facial.
Le proporcionan mucha importancia al aspecto hipermasculino y frecuentemente tienen poca interacción erótica con hombres que demuestren actitudes femeninas.
La verdad es que aun se vive un gran debate en el esclarecimiento de lo que es un oso. Algunos dicen que simplemente con identificarse con los osos se es uno de ellos, otros aseguran que deben tener ciertas características, como cuerpos grandes y ser velludos.
Sabemos que algunos osos se apartan de la comunidad típica gay. Los osos usualmente tienen sus propios centros de diversión y hay muchos eventos orientados al tema, o a la comunidad gay general, en los que pueden entablar relaciones sociales con otros osos y con “cachorros”.
Es interesante el porque nace este subgrupo. Hay personas que argumentan que la apariencia física y comportamental es un factor importante. Se sabe que la comunidad gay trae consigo ciertos comportamientos con tintes de roles femeninos y con gran carga de seguimiento al modelo de apariencia física “escultural” o fina; situación que no tendría cabida en hombres robustos y velludos. La cuestión es que no a todos los hombres que les gustan física y sentimentalmente otros hombres, les apetece esta apariencia, sino todo lo contrario, ellos se identifican con una figura preferentemente varonil en extremo, y muy seguramente al haberse juntado un grupo de personas con estas características, nace el ahora tan conocido “grupo de los osos”.
El fenómeno social de los osos surge a finales de los años ochentas en San Francisco, EE.UU. Se trató de un movimiento alternativo a la moda estética que imperaba en los circuitos gays, en donde la publicidad del “típico gay” dio un giro extremo para mostrar que la barba, el cuerpo velludo, la madurez, la corpulencia, la barriga entre otros también son objetos de deseo, aunque la mecánica comercial que construye las identidades gays nunca antes habían sido reconocidas. Esta situación, curiosamente hizo que los homosexuales de aspecto rudo fueran saliendo de sus cuevas y que encontraran una identidad a nivel grupal.
La primera publicación que se dedicó a difundir el mundo de los osos fue Bear Magazine, a partir de un grupo de personas que se reunían en el Lone Star, un bar de moteros de San Francisco. Lo que en principio era un pequeño movimiento de la subcultura gay de esta ciudad se fue extendiendo con el boca a boca a otras regiones, y también con los BBS, redes de información y tablones de anuncios por Internet. Se produjo poco a poco una importante transformación en los circuitos gays, un cambio para muchas personas en la manera de mirar a los demás y de mirarse a sí mismos.
Con este movimiento inicia una especie de valoración de ese tipo de cuerpos, de tal forma que en la actualidad los osos tienen una referencia cultural que les ha servido para crear lazos sociales y de afecto, sintiéndose atractivos y deseados, y muy importantemente romper con ese estereotipo del “Clásico gay” pulcro y afeminado.
También podemos mencionar el desarrollo de ciertos valores que han crecido a parte de los atributos físicos de los osos. Podemos mencionar: la amistad, la solidaridad, lo masculino, la tolerancia, lo lúdico y cierta pereza, por lo menos en lo escrito de dicho ambiente. Y más actualmente, cierta fama ha ganado de ser personas particularmente sentimentales a pesar de su aspecto rudo.
Tanto ha impactado este fenómeno que desde los años noventa a la fecha existen formas de organización, de imagen y activismo.
Bares, colectivos, reuniones periódicas, ensayos, revistas (Bear magazine, American Bear, Husky, entre otras), videos y páginas, actores del porno, libros y lecturas son algunos de los ejemplos sobre la evolución de este fenómeno tan maravilloso.
¡ARRIBA LOS OSOS!
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