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viernes, 13 de abril de 2007

GAYS Vs. PENETRACIÓN

El ser gay no tiene que ver con el gusto o disgusto por ser penetrado. Nos han llegado varias preguntas de lectores que no entienden el porqué, a pesar de su gusto por lo hombres, no se sienten erotizados con ser penetrados.
La penetración anal como tal, es solamente una conducta de las muchas que existen en los encuentros eróticos. Pero al parecer todavía existe un número elevado de individuos que le dan más importancia de la que tiene. Tenemos que recordar que el erotismo es una dimensión que se va formando y aprendiendo con el paso de los años, y no todas las personas nos erotizamos con las mismas situaciones o comportamientos. Habrá quien logre una excitación siendo activo y quien lo logre siendo pasivo. Inclusive hay personas que no se erotizan con ninguno de los dos comportamientos, y prefieren otras conductas que no tengan nada que ver con la penetración.
Además es importante saber, que la penetración anal no es exclusiva de los gays, también existen heterosexuales, hombres y mujeres, que experimentan los placeres de la penetración anal y eso no pone en duda su orientación sexual.
Por ejemplo, un hombre heterosexual perfectamente puede erotizarse al ser penetrado, pero en su mente siempre va a estar la esencia femenina, y nunca se excitará pensando en un hombre o en un pene dentro de su ano.
La erotización por ser penetrado no es algo que se adquiera de un día para otro. Es todo un proceso mental que inicia desde las edades infantiles. Tiene que ver desde la percepción del concepto “Ano” y todas las relaciones que se hagan con él. Es un factor meramente psicológico, que se va consolidando con el paso del tiempo. No todas las personas conciben al ano de la misma manera. Habrá quienes lo perciban como una zona extremadamente erótica y quienes piensen que es un área sucia y poco sensual.
Entonces, para las personas gays que piensen que la penetración es algo que forzosamente tiene que pasar, les aconsejo se tranquilicen y empiecen a darle rienda suelta a la creatividad sexual. Hay un sin fin de expresiones y conductas que pueden hacer de los encuentros eróticos las experiencias más divertidas y confortantes. Valdría la pena recordar y tomar en cuenta cuales son tus preferencias y zonas eróticas, y explotarlas. Y si la penetración no es algo que te satisfaga, lo más óptimo sería descubrir de qué manera disfrutar tu sexualidad de manera positiva y responsable.
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miércoles, 11 de abril de 2007

LA DIFERENCIA ERÓTICA ENTRE LAS MUJERES Y LOS HOMBRES

Tener una satisfacción sexual es algo que difícilmente se obtenga sin ningún esfuerzo o aprendizaje, así, desde la infancia aprendemos individualmente cuáles son las sensaciones que nos parecen placenteras o no placenteras. Así, en el transcurso de la vida, por medio de juegos sexuales infantiles o en el descubrimiento de la masturbación es como vamos conociendo las sensaciones de nuestro cuerpo. Ahora bien, ¿Qué se hace para compartir estas sensaciones con una pareja sexual que no es de mi mismo sexo? ¿Cómo se si la persona que elegí como pareja tiene las mismas sensaciones que yo? ¿Le esta gustando lo que le hago o me gusta lo que me hace?.

Los hombres y las mujeres son distintos en muchos aspectos, y las sensaciones corporales no es la excepción. Una mujer, durante su vida es tratada y educada con un tinte más sentimental, reciben más caricias, un trato menos rudo y se les enseña una forma de amar muy continua y exclusiva.

La educación del hombre es diferente. Recibe una educación con fines más productivos, menos dóciles, las caricias son mas limitadas y experimentan el aprendizaje en un ambiente y una cultura en donde curiosamente una parte de su cuerpo gana un lugar muy importante: su pene.

Es de crucial importancia entender esto. Los hombres y las mujeres sexualmente no somos iguales. Una mujer puede pasar mucho tiempo en el juego de las caricias, mucho tiempo más del que la paciencia de un hombre por tener sexo pueda soportar. Nada tiene que ver con la realidad que estas actitudes sean con el fin de satisfacer a la pareja. Hablamos de sensaciones propias. Y puedo decir que es lógico que los comportamientos sean así. Tampoco debemos pensar que nuestra pareja es como es para molestarnos o para no satisfacernos. Por eso repito, es muy importante entender que entre sexos tenemos mucho que aprender del opuesto y nunca esperar que las sensaciones del otro sean iguales las propias.

No es raro encontrar testimonios de personas que hablan de su experiencia sexual, y oír a las mujeres decir que el hombre lo único que quiere es penetrar, que las caricias son muy toscas y de poca duración, que llegan a lastimar el clítoris (cuando lo encuentran) y los pezones, que ellas quisieran mas juego de masajes, besos, caricias, cuando el hombre ya esta montado en ella. A diferencia de los hombres, que es más común escuchar a cerca del físico de la pareja, de su duración en el coito, del tamaño de su pene y menos frecuente a cerca de las caricias y los besos.

Esta serie de diferencias entre ambos sexos son causa de múltiples problemas en la relación de parejas sexuales, donde la vida sexual no es completamente satisfactoria. Pero podemos decir a ciencia cierta que con un poco de conocimiento e imaginación, estos “obstáculos” pueden desaparecer y gozar de una plena y saludable vida sexual.

Iniciamos esta serie de consejos relacionados con una mejor calidad de vida sexual propia y en pareja, con un grupo de elementos cruciales que deben tomarse en cuenta para disfrutar del placer del sexo.

LO QUE ESTÁ PRESENTE: EL MATERIAL.

EL HOMBRE

Muy frecuentemente los hombres desean que la sexualidad femenina sea igual a la de ellos. Pero no es así.

El hombre es enérgico y automático. Responde fácilmente a ciertas cosas de la vida. Y por ende, la mujer y su cuerpo son estímulos sexuales automáticos para él, y esto puede hacer que ella se sienta como un objeto. Pero el objetivo del hombre no es ese.

Los vestidos, los pechos, el olor femenino, las piernas, etc. Simplemente son las cosas que el hombre necesita para excitarse y poner su sexualidad en marcha. Por eso es tan fácil para ellos excitarse. Generalmente es difícil que una mujer lo comprenda.

La mayor parte de la sensibilidad masculina, aunque no toda, esta aproximadamente en los tres últimos centímetros del pene. Si la mujer es inteligente, puede enseñar a gozar ese tipo de sensibilidad femenina que veremos mas adelante, la cual no excluye ni un milímetro de la piel del cuerpo.

La sexualidad del hombre depende de un factor concluyente. Para que esta funcione se tiene que excitar hasta la erección, y además, mantenerla. Esto tiene una importancia muy considerable en el hombre tanto a nivel biológico como personal y social.

Por lo anterior, se puede explicar porqué la sexualidad masculina se centra con tanta insistencia en el pene, y de ahí, la tendencia a inicial el juego sexual de manera más rápida y seguramente antes de que la mujer esté preparada para ello.

Los hombres en determinadas ocasiones desean ser tratados como ellos tratan a las mujeres en la práctica sexual. Por lo que ellos esperan también a la hora de hacer el amor una intuición de parte de la mujer de las reacciones de tales objetos y una franca iniciativa.

Para el hombre es excitante empezar con los juegos acariciando su pene, besando genitales antes de que el lo pida, viendo a la mujer como iniciadora del acto sexual y que haga uso de su equipo estimulatorio.

Las exigencias femeninas, dan al hombre en ocasiones, sensación de incapacidad. Pero si la mujer demuestra sus habilidades será una estimulación muy efectiva. Por ejemplo, hacerle ver que ella se excita con su pene, y a la vez él se excita también.

Los hombre controlan muy bien su excitación, ya que esta, como dijimos antes se basa en objetos concretos. Es por esto, muy positivo que una mujer tenga reacciones de tipo masculino, como responder al ver una piel velluda, o imaginar el pene del hombre cuando aun no se a quitado la ropa interior, o por el mismo juego físico.

Los estímulos sexuales del hombre son concretos, mientras que muchos de los que encienden a las mujeres son circunstanciales y ambientales, como veremos enseguida.

LA MUJER.

Exactamente de la misma manera que los hombres, las mujeres tienen reacciones físicas directas, pero estas son distintas y no pueden ser de corta duración. Los pechos y la piel primero, nunca un agarrón directo al clítoris.

A las mujeres les importa mucho más que a la mayoría de los hombres quién hace qué.

El hecho de que la mujer no eyacule y no pierda una erección, es algo que confunde al hombre. Esto hace que ellos precipiten las cosas y no tomen en cuenta ciertos recursos importantes desde el punto de vista femenino.

Las mujeres registran estímulos que surgen como efecto en un hombre. Estos no son estímulos parecidos a los de los hombres, que son más cortos e incontinuos (se excitan con el hecho de ver un par de buenas tetas). Probablemente porque ellas están menos intensamente programadas para reaccionar a determinados estímulos. Por eso las mujeres son más moldeables, adaptables y dispuestas cualquier experimentación.

Las mujeres temen a no hacer lo apropiado, esto puede hacerla parecer menos activa de lo que debiera. Es por eso que es importante decirle directamente a la mujer qué hacer si es que se le ve desorientada. Por esto una mujer no se molesta.

Para las mujeres el pene no es tan importante como para el hombre. Ellas ven al pene como una parte más del cuerpo de la pareja, y no como un “amiguito”, mucho menos ponerle un nombre. Para ellas, su tamaño tiene por mucho menos importancia que su personalidad.

A las mujeres les excita los movimientos corporales imprevistos y los cambios en el estado de ánimo de su pareja. ¡claro! Sus nalgas, su torso, sus piernas y demás también, pero nunca será lo primordial.

Es importante saber que aunque la sexualidad femenina por llamarla de una manera “refinada”, no quiere decir que se le reste importancia a la mezcla de dureza y ternura. Evidentemente la fuerza es excitante, pero la rusticidad (golpear con los codos, doblar las muñecas o los dedos, etc) puede producir un efecto totalmente contrario.

Por atractiva que parezca en veces la brutalidad en las prácticas sexuales, a la mujer lo que de esto realmente le excita es una mezcla bien dosificada de fuerza, habilidad y control de la situación. Nunca un hematoma. Y si además los hombres saben ser tiernos en el uso de estos fuertes estímulos, pan comido.

La disposición del ánimo de las mujeres, por naturaleza, es cambiante. ¡Punto muy importante! ¡Ellas necesitan que los hombres sean capaces de notarlo! La importancia de esta parte, es que para el hombre le resulta muy difícil entenderlo, pero con seguridad, esto es posible, porque algunos amantes lo hacen.

Para las mujeres no hay ninguna regla para la reciprocidad, sobre quien se ponga encima o no. Un buen consejo es advertir los cambios de ánimo, al tocar a la mujer y sentir sus reacciones. Puede en algún momento gozar siendo más pasiva, y en otras ocasiones tener el control absoluto.

Las mujeres por lo general no saben como hacer caricias manuales o bucales, porque los estímulos en los hombres varían mucho en intensidad entre uno y otro. Y ellas no tienen forma de saberlo si no es preguntando y que el hombre se lo diga, para no ser tratado en una forma distinta a la que él no quiera.

Es común que la mujer tenga como respuesta resentimiento contra cualquier hombre que no la excite. Esto es por dos razones. La primera es que las mujeres no responden con la agresividad que se debiera en el caso de que el hombre sea preferentemente pasivo y con poca imaginación, o inhibidos. No piden ni demuestran sus deseos y se frustran por no llevarlos a cabo. La segunda no es solo porque no la ha excitado, si no porque esto significa que ella tampoco lo excito a él.

No existen mujeres iguales. Su aparato sexual tiene una gran complejidad (pechos, piel, etc., además de la vulva y sus alrededores). Siempre se aprende algo nuevo con cada una, y jamás podrá ser tratada ninguna al igual que otra.

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