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sábado, 17 de abril de 2010

¿Es normal sentirme insatisfecho después de haber tenido relaciones sexuales 3 ó 4 veces al día?

Soy un hombre de 26 años de edad con un gran apetito sexual. ¿Es normal sentirme insatisfecho después de haber tenido relaciones sexuales 3 ó 4 veces al día? Esto no me permite mantener una relación estable.

Mientras tu pareja sexual tenga la misma frecuencia de deseo y excitación que tú, y tu actividad sexual no interfiera en otras dimensiones de tu vida, no debe haber problema. Pero si esto no te permite mantener una relación estable, vale la pena que replantees tu manera de vivir tus encuentros eróticos.

Pareciera que el número de encuentros eróticos que necesitas por día te causan algún tipo de malestar, y ese es el principal problema a atender, no tanto la demanda sexual que tu cuerpo pide.

Los hombres de tu edad por lo general tienen niveles de testosterona óptimos para despertar constantemente la libido sexual, por lo que no es nada raro que en la década de los 20’s todos presuman de ser muy activos sexualmente. Así que no sientas que tu caso es único, generalmente todos tienen un gran apetito sexual en esta edad. Lo que hay que tomar en cuenta es que en la vida existen otros tipos de placeres con los que puedes complementar tu vida, tales como el trabajo, los hobbies, los ratos libres, etcétera. El problema inicia cuando nada te satisface más que los encuentros sexuales de manera compulsiva y que además, obstaculice otras actividades de tu vida. Es como fumar o beber compulsivamente, u otra adicción de cualquier tipo.

Si tu caso presenta estos signos y síntomas, es probable que tengas una disfunción sexual conocida como Deseo Sexual Hiperactivo, caracterizado por unas ganas excesivas de mantener conductas sexuales con alta frecuencia, generalmente como respuesta a alguna carencia de tipo psicológica que te impida tener un control emocional y/o físico en la vida.

La solución a esto es encontrar la causa por la cual se te desarrollan estas ganas incontrolables de establecer relaciones sexuales altamente frecuentes, por medio de una terapia sexual. En estos casos se intenta hacer conciencia del problema que puedes tener en la vida de manera global, tanto para ti como para los que te rodean, y brindar alternativas de balanceo emocional en otros aspectos de la vida. Si no se presentan avances con este tipo de tratamiento, existen medicamentos de carácter psicológico o psiquiátrico que tienen un efecto inhibidor en el deseo sexual, pero esto es en casos más graves.

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¿Existe una relación directa entre el consumo de alcohol y el desempeño sexual?

No es nada nuevo el que los seres humanos busquen una sustancia que aumente el apetito sexual y lograr una fácil respuesta a los estímulos eróticos. Por lo que en muchas culturas se le han atribuido propiedades supuestas al alcohol para desempeñarse con éxito en el terreno del placer sexual.

Para muchos, el alcohol es considerado un potente estimulador en la excitación sexual, pero la investigación científica nos afirma que en ambos sexos, produce efectos negativos sobre la fisiología de la respuesta sexual humana. En el cerebro, por ejemplo, el alcohol actúa predominantemente en una zona que conocemos como lóbulo frontal, lugar donde se regula el juicio y autocontrol, modificando por lógica, la percepción y la conducta de la persona.

El alcohol es un potente depresor del sistema nervioso, por eso es que sus efectos son fácilmente percibidos tras la ingestión aunque solo sea de dos o tres copas. Sin embargo las personas suelen ver al alcohol como una sustancia que incrementa su funcionamiento sexual. Se dice que el 45 % de los hombres y el 68 % de las mujeres consideraban que el alcohol aumentaba su placer sexual. Este hecho de que la mayor parte de las personas considera que el alcohol es estimulante, o al menos así lo distingan, y que aumenta su capacidad para la respuesta sexual, puede deberse a su efecto desinhibidor. Aunque sabemos, por otro lado, que las dosis más elevadas crean un estado de pérdida de contacto con la realidad, y lejos de servir como estimulante o mejorar el funcionamiento sexual en realidad lo inhibe.

O sea que, por un lado ayuda al individuo a socializar más e incrementar su percepción placentera en el erotismo, y por otro lado deprime la respuesta sexual humana. Encontrar un equilibrio entre estos dos efectos no es tarea fácil, obviamente cuando nos referimos a los bebedores sociales, ya que en los alcohólicos crónicos, la erección del pene se va haciendo cada vez más difícil, hasta quienes llegan a desarrollar algún grado de disfunción eréctil.

Cuando la ingesta de alcohol es de moderada a alta, si existe una relación directa con el mal desempeño sexual. La erección es insuficiente o nula, la mujer no lubrica, no hay capacidad para una penetración y no se presentan orgasmos. El hombre presenta eyaculación retardada o falta de la misma.

En casos de alcoholismo crónico (ingesta diaria por meses) existe ya daño a nivel nervioso y vascular, por lo que el funcionamiento sexual se deteriora parcial o totalmente, causando disfunción eréctil, deseo bajo, anorgasmia, entre otras disfunciones.

Cabe mencionar que con todos los problemas sexuales que puede traer el alcohol, es probable que se desarrollen otros síntomas de carácter psicológico que dañan la autoestima de las personas, como angustia, ansiedad, ideas antieróticas, entre otras.

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